viernes, 22 de julio de 2011

Papá



Sus delgadas e inofensivas manos reflejaban aún su delicada y intelectual profesión, sus lentos movimientos y su resignación denotaban la paciencia infinita aprendida con la lección de los duros años de una larga inmovilidad. Nos recibía a lo lejos desde su sitio... desde su seguridad.
La ternura se despierta a lo lejos, el cariño acumulado, el respeto y no hay palabras suficientes de gratitud para saber lo que significa un amor distinto que te ha visto crecer, que te ha cuidado, enseñado, engrandecido solo con su apoyo incondicional, certero, sin medida y eterno. Sólo quiero cuidarle hasta el final, mientras tenga un aliento de respiración, permaneciendo a su lado sin dudarlo, manteniendo siempre su dignidad y ensalzando su valía que radica en su corazón. Todo te lo debo a ti papá. GRACIAS.

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